A lo largo de mi carrera en los medios de comunicación, tanto en Argentina como en España, siempre he mantenido una postura objetiva y crítica sobre la manera en que la Iglesia y los comunicadores transmiten el mensaje de Jesús. En este número de octubre, que celebra el quinto aniversario de ANUNCIAR Informa, comparto una reflexión personal sobre la evolución de lo que comenzó como una simple publicación impresa, la cual fue suprimida en silencio y desde las sombras, por “los hombres de negro”, los desafíos enfrentados y las lecciones aprendidas. No pretendo actuar como juez, pero no puedo evitar señalar que, según mi experiencia, muchos comunicadores no logran hacerlo de manera coherente ni con la profesionalidad esperada.
Si leíste bien “hombres de negro” pero no se relaciona con Will Smith y Tommy Lee Jones de la icónica película “Hombres de Negro” sino con los otros…
Algo que me ha llamado la atención durante todos estos años es la falta de iniciativa y coherencia en muchos de los que tienen el privilegio de compartir el Kerygma. Lo que transmiten no parece nacer de una convicción propia, sino más bien de una obligación o compromiso superficial. En un tiempo donde la comunicación multimedia y las herramientas como la inteligencia artificial podrían ayudar a enriquecer el mensaje, resulta desolador observar cómo la calidad ha empeorado en lugar de mejorar. Hace 35 años, aunque las herramientas eran menos avanzadas, la pasión y el compromiso parecían ser mayores que hoy.
Lo que más me molesta es la falta de profesionalismo y originalidad en la transmisión de la Buena Nueva del Evangelio. Con frecuencia, los comunicadores se limitan a apoyarse en la figura del sacerdote o del papa de turno en lugar de buscar una voz propia y auténtica. Esto no es una cuestión de personas, sino de enfoques. En particular, nunca me ha convencido cómo el actual pontífice dirige la Iglesia, y esto se remonta a su tiempo como arzobispo de Buenos Aires. Te pido, lector, que no te ofendas por mi opinión sobre Francisco. Sé que hay personas que lo piensan, pero su hipocresía, su necesidad de pertenecer, su necedad y su obsecuencia no se los permite. En mi caso, expreso mi opinión porque creo profundamente en el poder restaurador de Jesús crucificado, que me liberó de las ataduras de este mundo. Sin embargo, el verdadero foco de este tema no es el pontífice, sino la incapacidad de muchos para comunicar con profundidad y autenticidad.
Una de las cosas que más me incomoda es cómo algunos medios católicos modifican las notas o comunicados que reciben. A menudo alteran el contenido sin siquiera consultar con la fuente, pensando que así resulta “mejor” o más adecuado para sus lectores eclesiásticos. No puedo evitar ver en este comportamiento una forma de sumisión y censura, ya que, en lugar de respetar la diversidad de voces y opiniones dentro de la Iglesia, se busca uniformar todo a una única narrativa controlada por quienes ostentan el poder. Esto me recuerda lo que dice la primera carta a los Corintios, capítulo 12, versículo 4: “Ciertamente, hay diversidad de dones, pero todos proceden del mismo Espíritu”, algo que, por supuesto, parece pasar desapercibido por algunos “hombres de negro”.
Es ahí donde surgió en mi mente la idea de crear un medio de comunicación independiente. Un espacio que no esté atado a los intereses de ningún grupo o institución, sino que sea fiel únicamente al mensaje de Jesús. No quiero que esto suene a un desvío protestante, pero después de tantos años de estar comprometido con la comunicación del Kerygma, he visto cómo algunos sacerdotes, en lugar de apoyar, desmotivan a quienes intentan hacer algo diferente, innovador. Y eso lo viví en carne propia.
Durante mis primeros años en la radio con el programa “El Alfa y la Omega”, decidí dar un paso más allá y crear una revista impresa. Era 1996 y creí que era el momento adecuado. Sin embargo, no contaba con que un sacerdote del obispado, un “hombre de negro” donde yo residía, que años más tarde dejó el sacerdocio y esto se veía venir, ya que nunca fue su verdadera vocación, iba a sabotear mi proyecto. Utilizó mis ideas para lanzar su propio periódico mensual y, con la bendición de la Iglesia Diocesana, logrando así silenciar mi iniciativa. Fue un golpe duro, uno que me llevó a endeudarme y a abandonar la revista. Guardé el proyecto en un cajón, como tantos otros que la Iglesia entierra cuando no le son cómodos.
No obstante, a pesar de estos obstáculos, no me arrepiento de lo vivido. Cada tropiezo, cada derrota, ha sido una enseñanza. Dios permite estos momentos de adversidad para que crezcamos, para que aprendamos a seguir adelante, incluso cuando los “hombres de negro” intentan desmotivarnos o desacreditarnos. Ellos, con su soberbia y su creencia de que un sacramento los hace superiores a los laicos, parecen no darse cuenta de que, sin nosotros, su labor no tendría sentido. Pero ese no es el tema central de este tema de tapa, aunque podría serlo en otra ocasión.
Así nació ANUNCIAR Informa, un medio de comunicación diferente, que no busca caer en las modas del lenguaje inclusivo o en los discursos políticamente correctos que parecen dominar la agenda de muchas minorías. ANUNCIAR Informa es un espacio simple, comprometido y audaz, donde la diversidad de opinión es bienvenida, pero no en el sentido que algunos quieren imponer hoy en día. Es un lugar para aquellos que desean comunicar con sinceridad, sin dobleces.
Uno de los mayores aprendizajes en este camino fue ceder la dirección del proyecto a Ignacio Bucsinszky, a quien los amigos llamamos “Nacho”. Él no viene del mundo de la comunicación católica, ni comulga con las formas de los “hombres de negro”, pero tiene algo que muchos de ellos no poseen: honestidad y ausencia de hipocresía. Fue suficiente para que viera en él la persona indicada para continuar este sueño, un sueño que por momentos fue censurado y saboteado por aquellos que creen tener el poder de hacerlo.
A lo largo de los años, aprendí que los caminos de Dios son misteriosos. A veces nos lleva por senderos que parecen de fracaso, de desesperanza, pero en realidad nos está enseñando a seguir adelante, a confiar en que su plan es mayor que nuestras pequeñas derrotas. Es difícil ver esto en el momento, pero con el tiempo, uno se da cuenta de que lo que parecía ser un desvío, era en realidad parte del proceso para alcanzar el objetivo final.
ANUNCIAR Informa es, hoy en día, la realización de un sueño que muchos intentaron frustrar, pero que sigue adelante gracias a la perseverancia y a la fe. No es un medio perfecto, pero es un espacio donde el mensaje de Jesús se comunica con sinceridad, sin ataduras. Y eso, en un mundo lleno de ruido y distracciones, es algo que vale la pena preservar.
No puedo decir que el camino ha sido fácil. He enfrentado críticas, desprecios y hasta difamaciones. Pero todo eso ha sido parte del proceso. Al final del día, lo que importa es que seguimos adelante, comunicando el mensaje de la Buena Nueva de la manera más auténtica posible. Porque, como he aprendido en todos estos años, lo único que realmente vale la pena es ser fiel al llamado de Dios, incluso cuando otros intentan desviar el camino.
En resumen, ANUNCIAR Informa no es solo un proyecto de comunicación, es un testimonio de lucha, de perseverancia y de fe. Es la prueba de que, a pesar de las dificultades, los sueños que nacen del deseo de servir a Dios siempre encuentran la manera de hacerse realidad, aunque los “hombres de negro” intenten lo contrario.
Para ANUNCIAR Informa (AI)
Desde España
Alfredo Musante
-Este artículo está publicado en el boletín digital, número 59 que corresponde al mes de Octubre de 2024.