A mis fieles y aún humanos lectores,
En esta ocasión este cambiante director quiere acercarles un tema que trabajaré de manera más profunda en las próximas editoriales invitándolos, como es mi costumbre, a la reflexión. Se trata de la aparición y el uso de la Inteligencia Artificial, que seguramente muchos de ustedes no han tenido la oportunidad de interactuar con la misma.
En este primer acercamiento les voy a dejar a continuación un texto creado enteramente por esta tecnología bajo el comando de: “Escríbeme una editorial de unas 350 palabras sobre los peligros de acostumbrarse a utilizar la inteligencia artificial en la vida cotidiana, en el trabajo, en la escuela, etc.”. El texto ha sido generado automáticamente y sin intervención de este disruptivo director. Aquí se las dejo para que lean lo que una “máquina “pensante” puede crear…
“En la era moderna, la inteligencia artificial (IA) ha irrumpido en nuestras vidas con una fuerza arrolladora. Desde asistentes virtuales en nuestros teléfonos hasta algoritmos que personalizan nuestras experiencias en línea, la IA se ha convertido en una presencia omnipresente. Sin embargo, este avance tecnológico trae consigo una serie de peligros que no deben ser ignorados, especialmente cuando nos acostumbramos a su uso en la vida cotidiana, el trabajo y la escuela.
Uno de los riesgos más evidentes es la dependencia excesiva. Al delegar tareas rutinarias y complejas a sistemas automatizados, corremos el riesgo de perder habilidades fundamentales. En el ámbito laboral, la automatización puede llevar a la obsolescencia de ciertas profesiones, desplazando a trabajadores y creando una brecha de habilidades que podría ser difícil de cerrar. En la educación, el uso excesivo de herramientas basadas en IA podría disminuir la capacidad de los estudiantes para pensar críticamente y resolver problemas por sí mismos.
Además, la IA plantea serias preocupaciones sobre la privacidad y la seguridad. Los algoritmos recolectan y analizan vastas cantidades de datos personales, lo que puede llevar a un uso indebido o a la explotación de dicha información. Sin una regulación adecuada, las empresas y gobiernos pueden acceder a detalles íntimos de nuestras vidas, erosionando nuestra privacidad y autonomía.
Otro aspecto preocupante es la falta de transparencia y responsabilidad. Los algoritmos de IA, a menudo opacos y complejos, toman decisiones que afectan nuestras vidas sin que entendamos completamente su funcionamiento. Esto puede llevar a decisiones sesgadas o injustas, perpetuando desigualdades existentes y creando nuevas formas de discriminación.
Finalmente, la dependencia de la IA puede debilitar nuestras capacidades humanas más esenciales. La creatividad, la empatía y el juicio crítico son cualidades que la IA aún no puede replicar plenamente. Al confiar ciegamente en la tecnología, corremos el riesgo de deshumanizarnos y perder el sentido de comunidad y conexión que define nuestra humanidad.
Es crucial que abordemos estos peligros con una mirada crítica y una regulación adecuada. La inteligencia artificial tiene el potencial de transformar nuestras vidas de manera positiva, pero debemos asegurarnos de que su integración en nuestra vida cotidiana se realice de manera responsable y ética. La tecnología debe ser una herramienta que potencie nuestras capacidades, no una que nos haga dependientes y vulnerables.”
Para finalizar esta editorial un tanto… iba a escribir “futurista” pero la palabra adecuada es “real” y/o “actual” quisiera a instarlos a que investiguen un poco sobre este tema que prontamente controlará nuestras vidas.
Para ANUNCIAR Informa (AI)
Desde Argentina
Ignacio Bucsinszky
Este artículo esta publicado en el boletín digital, número 56, que corresponde al mes de Julio de 2024.