Las segundas oportunidades en la vida nos ofrecen grandes aprendizajes, momentos invaluables de reflexión y en ocasiones, la ocasión para rectificar nuestra vida. Cuando equivocamos el camino, ya sea por una decisión consciente o por desconocimiento, nos alejamos del sendero del bien y aunque dicen que “errar es de humanos”, lo que verdaderamente importa es darnos cuenta que estamos en un momento crucial, es tiempo de tomar decisiones, seguir por uno u otro camino traerá sus frutos y consecuencias.
Es cierto que muchas personas no se dan cuenta que van por un sendero equivocado, simplemente toman decisiones impulsivas y éstas, tendrán una reacción en sus vidas. La segunda oportunidad ha permitido que seres humanos dejen sus vicios y pecados, que reconozcan su error y en ocasiones hasta enmendarlo. El Evangelio nos enseña que podemos rectificar nuestros pasos, tal vez la enseñanza venga acompañada de dolor y lágrimas, pero podemos estar seguros que el aprendizaje y esa segunda oportunidad nos hará más libres y felices. Jesucristo lo hizo y lo sigue haciendo, cuando aceptamos esta nueva oportunidad para transformar nuestras vidas, a veces tan vacías, cuando nos ofrece el regalo de la esperanza, esa es la segunda oportunidad.
Desafortunadamente la fe es algo que poco a poco se va extinguiendo en nuestra sociedad, quien dice tener fe, se le considera débil, así la tergiversación de valores en esta actualidad. La segunda oportunidad es hacer un alto en nuestro camino y tomarnos un tiempo para pensar si seguir por esa vía o tomar una nueva, muchas veces el miedo a realizarlo nos paraliza o la misma inercia nos da la seguridad para continuar, aun sabiendo que no es lo mejor para nosotros. Nunca es tarde para tomar esa segunda oportunidad, mientras tengamos vida, fe y esperanza el amor de Dios nos recordará que el momento de cambiar siempre está presente en nuestro diario vivir.
Dios no es solo el Dios de las segundas oportunidades; Él es el Dios de otra oportunidad. La Biblia está llena de personas que recibieron una segunda oportunidad, e incluso una tercera y una cuarta: Pedro, Jonás, Marcos, David y otros. Todos los trofeos de la gracia de Dios. “Por lo tanto, como el pueblo elegido de Dios, santo y amado, vístanse de compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia” Colosenses 3,12.
Si has llegado hasta este momento de lectura, te invito a que reflexiones si el camino por el que te encuentras realmente te está dando paz y tranquilidad, de lo contrario; tal vez sea el momento ideal para mirar el camino que dejaste hace algún tiempo, probablemente es momento de tomar esa segunda oportunidad y regresar al amor, al perdón y a la compasión. Aunque cueste aceptarlo, todos nos equivocamos y nuestro egoísmo y vanidad nos alejan del evangelio, camino, verdad y vida. La mayoría de nosotros necesita una segunda oportunidad para hacer las cosas bien. Dios está más que dispuesto.
Para ANUNCIAR Informa (AI)
Desde México
Rafael Salomón
-Este artículo está publicado en el boletín digital, número 52, que corresponde al mes de Marzo de 2024.