Este ya entrado en años y desprolijo Director pretende en esta editorial llevarlos, sin escalas, a una reflexión de vida. La fugacidad de la misma y la importancia de vivirla plenamente son temas atemporales que nos hacen pensar sobre cómo estamos gastando nuestro tiempo. En un mundo en constante movimiento, donde las ocupaciones y las preocupaciones a menudo nos mantienen ocupados, a veces olvidamos que la vida es efímera y que cada día que pasa es un regalo, quiero decir y de manera literal, que al siguiente instante en realidad no tenemos la certeza de que seguiremos estando aquí. Imaginemos que la vida la medimos en estaciones, consideremos que tenemos 75 estaciones en total, es decir, con un promedio de vida de 75 años, tenemos tan sólo 75 veranos, por ejemplo, para “usar”. ¿Suena a poco tiempo, verdad?
Hoy en día, muchos de nosotros aplazamos nuestros sueños y deseos para “más adelante”. Pensamos que tendremos tiempo suficiente para hacer lo que amamos, para pasar tiempo con nuestros seres queridos, para viajar, para aprender, para reír y para vivir plenamente pero la realidad es que no sabemos cuánto tiempo tenemos aquí, en este plano.
Quiero llamar a la introspección. Hacer silencio, intentar detener la marcha diaria, la vorágine mundana, escuchar nuestra alma y nuestro corazón y preguntarnos realmente si estamos donde deseamos estar. Si avispado lector, sé lo que está pensando y sí, yo también quisiera estar recorriendo el África en un safari o simplemente paseando por el mundo. Me refiero a cosas más sencillas y cercanas al amor. ¿Hace cuento que no abrazamos y le decimos “te quiero” a un miembro -o todos- de la familia? ¿O a Nuestra pareja? ¿Hace cuento que no detenemos la marcha para ver que necesitamos nosotros mismos?
La vida es una de las cosas más efímeras que conozco y, al mismo tiempo, algo, y disculpen la expresión, azaroso. Es lo que comentaba renglones arriba. No pierdan el tiempo que es poco.
Es en este contexto que quiero mencionar el programa de radio “El Alfa y El Omega” de Alfredo Musante, que cumple 30 años en el aire. Treinta años de emisión son un logro impresionante, y esto también nos recuerda la rapidez con la que pasa el tiempo. Alfredo ha estado compartiendo su pasión y su amor por la comunicación a través de su programa durante décadas. Esto es un testimonio de cómo la dedicación a lo que amas puede marcar una diferencia en la vida de las personas y en tu propia vida.
El programa de radio “El Alfa y El Omega” es un recordatorio de que debemos vivir nuestra pasión y compartirla con el mundo, porque nunca sabemos cuánto tiempo tendremos. La comunicación tiene el poder de unirnos y enriquecer nuestras vidas, y Alfred ha estado haciendo precisamente eso durante 30 años.
Así que, a medida que avanzamos por las estaciones de la vida, recordemos que cada día es un regalo. No pospongas lo que realmente importa. Vive hoy. Aprovecha cada estación, ya sea primavera, verano, otoño o invierno. Haz lo que amas, comparte tu pasión y celebra cada momento. La vida es corta, pero puede ser increíblemente hermosa si la vivimos con plenitud y pasión.
A todo este contexto nunca está mejor dicho: “Tenemos la obligación de ser felices” y, para no perder mi sana costumbre, apagar el maldito televisor.
Para ANUNCIAR Informa (AI)
Desde Argentina
Ignacio Bucsinszky
Este artículo esta publicado en el boletín digital, número 48, que corresponde al mes de Noviembre de 2023.