En esta editorial quiero abordar un tema por demás candente y actual. Posiblemente alguno quiera mandar a la hoguera a este audaz director por atreverse a cuestionar, desde la más profunda humildad, el status quo. Estos tiempos que corren suponen una transgresión de los valores más simples y puros.
Ya abordo de la Etemenanki T7 de Proyecto Babel vemos el empoderamiento de las protagonistas del radioteatro. De hecho, el equipo de redacción de ANUNCIAR Informa han escrito unas líneas al respecto en este desprolijo, y desgraciadamente, cada vez más flaco boletín.
(No, esta pluma no va a hablar, por el momento, de deserciones…).
A esto quiero apuntar, entre otras tantas que existen en esta nueva agenda, en estas “desalineadas” líneas: El empoderamiento femenino. El feminismo si lo llevamos a la política y a la oquedad de la mayoría de las cabezas haciendo bulto en la población de nuestro hogar. Alguien, a mi juicio de forma muy acertada, lo llamó: “El nuevo machismo”.
El mundo actual tiende a “sobre-empoderar” la figura de la mujer sin darse cuenta, supongamos, que en realidad lo único que se genera es una división entre ambos sexos, una suerte de discriminación a la inversa.
Pero… ¿que dice este retorcido director? Explíquese por favor.
Es muy claro y salta a la vista de personas que sepan leer entre líneas, cuando se genera una discriminación, el mecanismo es resaltar una cualidad del discriminado, separándolos así del resto, señalándola como distinta, apartándolos y, por supuesto, generando una sensación de rechazo. ¿Me siguen? Pues bien, esto funciona, citando un par de ejemplo, tanto para personas con distinto credo o color de piel como para gente “exitosa” (y lo pongo entre comillas y negrita porque cada uno tenemos nuestra propia idea del éxito).
En el caso del empoderamiento casi enfermizo de la mujer, donde realmente es algo que no necesita ya que es un ser empoderado desde la cuna, capaz de hacer lo que le plazca y cumplir las metas que quiera tanto o más que el hombre. La mujer es venerada en muchos aspectos desde la más remota antigüedad. Es la razón de que la raza humana (y cualquier otra raza) siga sobreviviendo y creciendo, en otras palabras, no se extinga. Desde nuestra parte más primitiva, desde nuestro cerebro reptiliano el macho (me refiero a un género de toda especie y no del sinsentido que nos inculcan hoy día) se encarga de fecundar a la hembra. En la naturaleza hasta ahí llega su “tarea” digamos. Ahora pregunto, quien se encarga de procurar que ese nuevo ser que se crea a partir de la fecundación llegue a su vida adulta. Bueno, creo que no hace falta ni mencionarlo…
Se viven tiempos de agendas a cumplir y de elites queriendo implantar nuevas ideas. Este director quiere hacer una salvedad y reclamar su inocencia, al menos en ésta editorial, alegando que no cae en las teorías conspiranoicas que tanto le gustan (y muchísimas de ellas terminan siendo verdad…, pero eso es material para otras editoriales y/o artículos) sino que simplemente insta al sagaz lector a mirar alrededor con ojos de desconfianza y mirada atenta al “entre-líneas” y verá que, quien suscribe, no está tan loco…
La mujer es un ser tan maravilloso como el hombre, ambos se complementan de manera perfecta, tienen fortalezas y debilidades diferentes precisamente para poder hacerse “uno”. Si la mujer necesitase empoderamiento o la voz de unos fanáticos regidos por unos enfermos que nos quieren cambiar la cabeza, si esto fuese así mis amigos, la creación tendría “goteras”…
Espero haber hecho pensar a alguien con estas líneas y espero que se animen a estar más atentos a lo que sucede alrededor. El 90% de las cosas son puras mentiras y manipulación. Siempre vuelvan al origen, vuelvan a las raíces, escuchen a su corazón, no se van a equivocar.
Hay que tener siempre presente que tenemos la obligación de ser felices y, hoy más que nunca, prendan fuego su TV, no sirve para nada. Punto.
Ignacio Bucsinszky