¡Aleluya! Ha resucitado. ¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? La sola pregunta, sin saber o conocer el contexto de cómo, cuándo o quién la hizo, pareciera algo simplemente absurdo. Pero en aquel momento no era absurdo buscar el cuerpo de Jesús entre los muertos, lo que sí parece insólito es que, 2000 años después, sigan muchos buscándolo entre los muertos.
No bastaron las múltiples apariciones con sus discípulos a puertas cerradas, al aire libre, o cuando se le apareció a 500 hombres en campo abierto, las muchas veces que comió y compartió con los suyos, esos cincuenta días que convivió con ellos para que tuvieran la certeza total que no era una visión o parte de su imaginación. Era ÉL, completo, en cuerpo y alma.
Pero más que lo que vivieron aquellos discípulos, hace 2000 años, me interesa saber qué pensamos hoy nosotros. ¿Creemos realmente en la resurrección de Jesús? ¿Somos como Santa María Magdalena que estuvo al pie de la cruz y en cuanto pudo fue a visitar su sepulcro, y corrió para contarle al resto del grupo la buena nueva?
O ¿soy como San Juan, que también estuvo al pie de la cruz y al escuchar la noticia, corrió para confirmar, pero no se atrevió a entrar? Tal vez por miedo o tal vez por respeto a San Pedro que venía atrás corriendo… o ¿soy como San Pedro, que, a pesar de negar a Jesús, corrió para constatar que su maestro había vencido la muerte? O ¿tal vez seamos como Santo Tomás, que no le bastó que todos le dijeran la buena noticia y pidió ser testigo presencial, “meter su dedo en su llaga y su mano en su costado”?
¿Con cuál santo de los anteriores te identificas?
Pero sobretodo, te quiero hacer una pregunta más directa y más actual: ¿qué has hecho con esta noticia? Hemos sido testigos de la resurrección de Cristo, pero, me he guardado esa noticia como secreto de estado y he decidido “festejar” en silencio por miedo al “qué dirán”. A lo mejor, recibiste la noticia, pero en el fondo tenés dudas en tu fe (cosa que no es malo ni mucho menos pecado, lo malo es tener dudas y no acudir con algún sacerdote o persona que esté bien instruida para que te pueda ayudar con tus dudas).
Tal vez tu caso sea de alegría total, viviste tu cuaresma con seriedad y reflexión seria, encontraste un punto para crecer en tus ejercicios cuaresmales como cristiano, como persona, como ciudadano. En semana Santa, viviste de verdad tu compromiso de fe con Dios y con la iglesia y al llegar el domingo has saltado de gozo y alegría contagiante al gritar “Jesús está vivo, ha resucitado”.
Te invito a no dejar que ese grito de júbilo se ahogue en tu garganta, se vale gritarlo, se vale vivirlo, pero sobretodo, lleva un gran compromiso para todos nosotros los cristianos católicos: DEBEMOS CONTAGIARLO A LOS DEMÁS. No sólo lo malo se contagia, la alegría también es contagiosa y debemos de hacerlo. Un mundo alegre es claramente un mundo mejor.
Felices, muy felices Pascuas de Resurrección familia.
Nunca dejen de soñar.
Para ANUNCIAR Informa (AI)
Desde México
José Luis Hernández
-Este artículo esta publicado en el boletín digital, número 30, que corresponde al mes de Mayo de 2022.