Corría el año 1989 y el director de nuestra productora, ANUNCIAR Contenidos Latinoamérica, hacía sus primeras armas en el éter de la radio -atentos a esto- dentro de un armario y con un sobretodo encima de su cabeza para lograr la perfecta combinación entre reverberancia y acústica.
Hubo mucho “fierrito”, apariciones en programas de colegas, intentos de estudios -algunos tan precarios y al mismo tiempo lleno de gotas de sudor y corazón-, creación de un estudio definitivo, programas y secciones que duraron más o menos en desvanecerse en el aire y un no menor etcétera.
Hoy casi 3.000 horas después de programa radial ininterrumpido estamos festejando el vigésimo octavo aniversario de EL ALFA Y LA OMEGA. Es claro que no me voy a jactar de los números detallados que ha arrojado en estas, casi cumplidas, Bodas de Perlas, eso estará en el cuerpo del boletín con mucho detalle y una vanidad casi pecaminosa…
¿Que le pasa al director de este simpático boletín? ¿Se olvidó de la reflexión? Podría pensar un distraído lector paseándose por estas primeras líneas.
Nada de eso mi amigo, el placer y la importancia de la reflexión es algo que en este número tampoco privaré a quienes se pegan una vuelta por aquí todos los meses.
Más allá del motivo, no menos importante, del festejo, quiero hacer como estamos ya acostumbrados, un vuelo de águila y ver la “imagen completa”. ¿Que significa haber cumplido estos 28 años de permanencia en la radio? Significa un ejercicio constante de constancia (valga la redundancia) y de ser consecuente con uno mismo. Llegar a este punto requiere disciplina y pasión.
Y ahora nos toca a nosotros, ¿Cuántas veces hemos dejado por la mitad proyectos personales? Pensemos. Pensemos también que hubiese sucedido si los hubiésemos llevado a cabo, si hoy estarían completos, finalizados. ¿Serían un festejo de 28 años ininterrumpidos? ¿Donde estaríamos nosotros parados, haciendo qué cosa, donde nos habría llevado la vida? ¿Que tan distinto sería nuestro presente?
Les propongo algo que leí por ahí y me parece muy acertado para acompañar esto que estamos hablando. Hoy propónganse comenzar con un cambio, uno pequeño, inicien, bosquejen un proyecto, no hace falta encontrar la cura del cáncer, no se desanimen. Y, parafraseándome a mí mismo, rieguen la plantita todos los días un poquito.
Deténganse y miren como lentamente va cobrando vida…
Recuerden que tenemos la obligación de ser felices y realizarnos. El que no aprende repite el año.
¡Ah!, lo último, si quieren hacerles un acto de bien elevado a sus seres queridos, de un lugar elevado arrojen el TV.
No lo necesitan, se los aseguro.
Ignacio Bucsinszky