Estimados lectores de este humilde boletín, una vez más tengo el enorme placer de acercarme a ustedes para intercambiar algunas palabras. Esta vez, y dada la fecha en la que estamos, quiero hablar del fin de un ciclo. Cada vez que esto sucede es casi inevitable hacer un recontó de nuestro año. Nuestros logros, aprendizajes, victorias y fracasos. La gente que se acercó a nosotros a echarnos una mano, a mostrarnos un camino, sacarnos de la oscuridad en la que estábamos inmersos y las personas que llegaron para incomodarnos, para hacernos enojar y sacarnos de nuestros cabales.
Las primeras nos acompañan y las segundas, nos enseñan. Tenemos que estar atentos a este tipo gente, hacer uso del “párate y piensa” que tanto me inculcaron los jesuitas en mi paso por el Colegio del Salvador, y tratar de aprender para ser mejores personas. Sabía usted, ¿que las cosas que nos molestan del otro, no son más que un reflejo de nuestras propias inseguridades, incertidumbres y cosas sin resolver? En este punto lo quiero dejar pensando…
¿Y para qué todo esto? Para ser mejores seres humanos, ser mejores para con el prójimo, ser auténticos con nosotros mismos y poder amar, en el sentido más amplio de la palabra, a quien tenemos al lado. Vivir el inicio de un ciclo, con una nueva Navidad y año nuevo donde podamos comenzar abrazados con nuestros pares, donde podamos prometernos ser un poquito menos enojadizos, más tolerantes, estar dispuestos a aceptar nuestras falencias y ser capaces no de pedir ayuda, sino de recibirla, que es mucho más difícil. Los invito entonces a vivir junto a quienes formamos parte de ANUNCIAR Contenidos Latinoamérica a comenzar un año con un poquito más de paz y amor.
Ignacio Bucsinszky