El sinsentido de la vida de muchas personas, hace que se sumerjan en actividades que de alguna manera esperan les dé un poco de razón para sentirse útiles. Muchas veces, este modo de pensar el lleva por el camino del deseo de sentirse parte de un grupo, club u organización, cuyos presupuestos concuerdan con lo que se está pensando. Apuestan muchas veces por vivir ideologías que pretenden imponer a los demás como modo de vivir. El deseo que los demás legitimen su modo de pensar, se vuelve para algunas personas un asunto obsesivo. A tal grado que no escatiman esfuerzos y recursos materiales y económicos para que se acepte como algo genuino aquello que les motiva.
Muchas veces estos idealices surgen con el afán de llamar la atención. Es muy gratificante para algunas personas saberse tomadas en cuenta. Está adrenalina que se experimenta al ser reconocidos, les lleva a unirse a causas que resultan ser absurdas. No pueden aceptar que no estén el centro de atención. De manera que, siempre van a buscar algo o alguien a quien unirse para poder seguir dándole sentido a su existencia. No se puede negar que este deseo de ser reconocidos lleva a muchas personas a asumir papeles que en condiciones normales nunca lo harían. Un ejemplo de esto se ha podido comprobar en los Estados Unidos. En los últimos años muchos de los ataques y crímenes de odio, han sido causados por el deseo de ser recordados en la historia de este País.
Es tanto el deseo de darle sentido a su sin sentido vital, que no les importa si para ello se tengan que convertir en asesinos. Tienen tan calcificada su acción, ya que saben que, argumentando locura, su juicio será menos severo y se podrá prolongar muchas veces por años enteros. Esto hace que su deseo de ser tomándose cuenta de prolongue. Por tanto, es indispensable que, en los ambientes familiares, escolares y laborales, se mantenga un monitoreo sobre la actitud de las personas para poder ofrecer los recursos necesarios para que el sin sentido de la vida de algunos, no se convierta en el modo de vivir de muchos. Esto se puede lograr mediante el establecimiento de mejores políticas ético-morales que favorezcan a la autovaloración sin necesariamente tener que pertenecer a un grupo para darle sentido a su existencia.
Ad Jesum Per Mariam
“Donde Dios está”, el demonio no tiene cabida
Para ANUNCIAR Informa (AI)
Desde EE.UU.
P. Alberto Colín-Marín
-Este artículo está publicado en el boletín digital, número 58, que corresponde al mes de Septiembre de 2024.