Saludos mi querida familia de este medio. Un fuerte abrazo a cada uno y mi humilde pero sincera bendición a todos ustedes. En el mes de febrero, siempre está relacionado con dos grandes acontecimientos: el 14 de febrero, día de san Valentín, fecha cargada de amor, pasión, chocolates, vino entre otras cosas… y el 26 de febrero ¿no sabés que se celebra ese día? ¡Mi cumpleaños! Anótenlo por favor…jajaja.
Ya volviendo a la seriedad que me caracteriza (léase con alegre sarcasmo por favor), es curioso ver cómo las parejas se rompen la cabeza queriendo sorprender con algún detalle especial a su pareja. Los jóvenes buscan dar ese regalo especial a la chica que los trae locos, pero no se animan a declararle su amor. Para muchos en cambio, se vuelve una fecha triste y amarga porque nuevamente pasarán solos en esta fecha “tan de dos”. Ciertamente amar es algo natural para el ser humano y más que natural es un mandato de Jesús “ámense los unos a los otros”. Pero, ¿y el amor propio? ¿Cuándo fue la última vez que te complaciste yendo a comer a ese helado que tanto te gusta?, ¿hace cuánto fue la última vez que te fuiste a sentar a un parque o una playa a leer solo o a ver esa puesta de sol? Muchas veces dejamos pasar momentos importantes o apreciables para nosotros por no tener con quien ir y nosotros tampoco vamos.
Cuando nos volvemos padres de familia, nos entra ese deseo de ser grandes padres, los mejores padres (cosa que es muy buena), pero muchas veces en ese afán de querer ser buenos padres, descuidamos a la pareja, esa misma que juramos amor eterno y esa misma que cuando los hijos se vayan, se quedará a nuestro lado.
Amar es el hábitat natural de ser humano. El ser humano necesita sentirse amado, pero también necesita amar. Refugiarnos en el amor de Dios Padre es algo muy natural también de ser humano, que siempre busca y necesita ese amor Divino, aunque algunas ideologías lo quieran contradecir, la ciencia y los miles de años de recorrido del hombre en la fe aseguran lo contrario. ¿Y por qué esa necesidad del hombre por buscar el amor de Dios? Porque, como lo dijo san Juan “Dios es amor” y amor es la fuente de vida del hombre.
Hoy día la palabra amor la hemos devaluado y desgasto terriblemente. Es momento de volver al amor sincero, puro, genuino. El amor de hermanos que se apoyan, el amor de padres e hijos que se respetan, el amor de pareja que se solidifica día a día, el amor con lo Divino que nos guía y acompaña, el amor con el prójimo que me sensibiliza y el amor conmigo mismo que me permite crecer y conocerme.
Es tiempo de volver a amar con libertad y responsabilidad, sabiendo que amar es un acto puro y desinteresado que es capaz de mover masas, cambiar sociedades y mejorar la vida.
Para ANUNCIAR Informa (AI)
Desde México
José Luis Hernández
-Este artículo está publicado en el boletín digital, número 51, que corresponde al mes de Febrero de 2024.