Desde la columna “La Esperanza es un camino”, aprovechamos la oportunidad para unirnos a las felicitaciones por el cuarto aniversario de ANUNCIAR Informa, un espacio que ha asumido los nuevos desafíos pastorales con una dinámica renovada y cercana, capaz de invitar a la gente, transformar realidades, descubrir la “Buena Nueva” y acercar corazones. Me alegra mucho saber que desde diferentes lugares del mundo nos seguimos uniendo “entre líneas”.
¡Ánimo y adelante!
Y con esta antesala, comparto con ustedes mi sentir en estos días, que abraza el saber y baila hacia la Esperanza.
Y cuenta la historia que la noche oscura se encendió vestida de gala e invitó al “saber y al sentir” a bailar un merengue muy sabroso e interesante.
…Algo inesperado les sorprende, el merengue interrumpe su toque y abre paso a un “Vals”, a pleno sol, al estilo del “Danubio Azul” de Johann Strauss.
Lentamente, “el saber y el sentir” se ajustan al nuevo tañido, abandonándose sin reprendas entre uno y otro, más bien acoplados en movimientos giratorios y rítmicos, que los trasladan de un rincón a otro, hasta descubrir no estar solos en escena. Varios bailan el mismo ritmo pausado, sincrónico, firme, con la tenacidad de aquel que desea poseer lo inverosímil, sin abrir tregua y con la autenticidad de un autor que conoce muy bien su obra maestra.
Aquello resuena. A lo lejos silba el mar. No hay aplausos, todos giran y giran hasta que alguien advierte, de un soplo, que ha llegado de nuevo la noche…
El saber sabe lo que el sentir siente.
Deciden, en mutuo acuerdo, pausar la danza, a sabiendas de que tendrán una próxima oportunidad:
-“Ha llegado la hora de volver”, -susurra el saber-, “debemos seguir instruyéndonos”, a lo que el sentir responde:
-“Te seguiré”.
Ambos experimentan el vestigio del cansancio no apesadumbrado y más bien dan un viraje que avista la ilusión de un nuevo baile, porque en el pasado han vivido momentos del mismo tenor.
Se alistan para el retorno a casa, con el anhelo de seguir cultivando auroras, porque “no todo está en el saber y no todo está en el sentir”.
En el camino, el sentir medita lo que a continuación versa…
Y usted que me lee,
deseo entienda lo que expreso,
porque la vida hay que vivirla,
bailando y “sabiendo”,
que cuando de “sentires” se trata,
Y el corazón está abierto,
la inteligencia susurra,
que no todo sentir es cierto,
que la gente, a veces, traiciona,
sin que les quede nada por dentro,
y el saber entonces obliga,
a olvidar todo aquello,
para seguir bailando,
con unos pasos bien buenos,
rodeados de mucha gente,
que ha aprendido algo nuevo:
saber y sentir se unen,
para bailar a lo eterno.
Hemos avanzado bastante.
¡Contemos la historia!
Para ANUNCIAR Informa (AI)
Desde Venezuela
Isabella Orellana
-Este artículo está publicado en el boletín digital, número 47, que corresponde al mes de Octubre de 2023.