Esta vez quiero en estas torpes líneas, expresar una sensación que me produce la realidad actual que vivimos aquellos que dijimos “sí”, hace mucho tiempo atrás en nuestra historia, y cómo se nos ve en la actualidad. El mundo vive en un vórtice que no tiene retroceso y al parecer no quiere cambiar el rumbo ignorando a donde va. No quiero que piensen al leer esto, que soy una persona sin esperanza, todo lo contrario, soy de observar y mucho el destino que una gran parte de la sociedad se ha volcado a lo fácil, lo efímero, lo tonto, lo hueco… a cuestionarlo todo y descreer todo. A crear nuevos “lideres” de opinión y/o de referencia, (llámense “Influencer”) donde millones de personas están dedicando horas de su vida a mirar, postear, compartir videos sin un sentido de nada, solo la nada misma.
Y es aquí donde encuentro a esos seres que dedican su vida integra, a transmitir, a enseñar, a vivir el mensaje de la Buena Nueva a niños, adolescentes y adultos. Disponiendo muchos fines de semana para ello, preparando material para sus “catecúmenos”, (así llaman a los “seguidores” de su mensaje) realizando juegos, elaborando en cartulinas frases motivadoras, con ilustraciones (hechas a mano y que son unas obras de arte, se los puedo asegurar), poniendo de su bolsillo la compra de materiales; diseñando stickers personalizados y de diferentes colores…, la lista de cosas es larga y podría seguir y mucho.
Sobre estos seres que provienen de un multiverso diferente al resto de los que, dicen ser seres alegres, de pensar libremente, de tener su propia ideología, de generar grietas en esta sociedad quebrada y cada día más individualista, donde lo único que le importa es mirarse su propio ombligo, aparecen estos seres que proceden de este multiverso, donde donan su tiempo, su vida, su espacio para llevar ese mensaje que no es hueco, no es tonto, no es efímero, no es… fácil, y que el único “Influencer” al que promueven cuyo mensaje es de amor, de que seamos buenas personas, solidarios con el que lo necesita, de buscar lo mejor en cada uno de nosotros, les suena raro; a otros hasta le parece incomprensible: y los únicos que pueden decodificar su significado, son esos seres de los que les comente y una vez que llegan ellos y lo comunican, muchos comienzan a ver que el mundo es otra cosa…
¡Ah! No les dije como se llaman esos seres en extinción, anótelo bien y recuérdelo por favor: catequistas…
Sé lo dedico a todos los catequistas que he conocido (sobre todo a tres Claudio García, Pilar Machicote y Juan Carlos Pisano) y conozco a lo largo de mi historia.
¡Feliz día a todos los catequistas!
Para ANUNCIAR Informa (AI)
Alfredo Musante