Quien no ha soñado con vivir las fabulosas aventuras de Indiana Jones, que, cuando no se encontraba dando clases de arqueología en la universidad, estaba recuperando de manos nazis el Arca de la Alianza para el gobierno de los Estados Unidos o la piedra mágica para la gente de la aldea de Maypore de los integrantes de la secta “Los Estranguladores” que adoraban a la diosa Kali. Siempre terminaba, al lado de la protagonista, salvando el día.
Resulta que, dicen por ahí, que el Sr. George Lucas tomó la idea de Edgar J. Banks. El “Indy” de la vida real, nacido en 1866. Este hombre fue un diplomático, anticuario, y novelista estadounidense. Apasionado por las culturas antiguas y un arqueólogo itinerante durante los últimos días del Imperio Otomano. Sabemos que manejaba varios idiomas y que llegó a tomar el cargo de profesor de lenguas orientales y arqueología en la Universidad de Toledo. Hasta ahora es bien parecido al personaje, ¿verdad?
Aprovechando su ubicación como cónsul en Bagdad aprovecho a comprar una cantidad de tablillas sumerias de un contacto que tenía en Constantinopla las cuales revendió a museos y universidades a lo largo y ancho de Estados Unidos violando el artículo 8 de las Leyes Otomanas de Antigüedades de 1884.
Luego de la Primera Guerra Mundial Banks viajó y se cultivó incansablemente comprando tablillas sumerias siempre que podía. De hecho, se le atribuye la compra de la tablilla llamada “Plimpton 322” (el nombre se debe a su comprador, George Arthur Plimpton, un editor de Nueva York). Ya hablaremos de esta tablilla. Les tengo una sorpresa…
Volviendo a nuestro “Indiana” se sabe que escaló el Monte Ararat en busca del “Arca de Noé” aunque no sabemos si tuvo éxito.
Falleció en 1945 en Eustis, Florida a la edad de 79 años. En el Museo Histórico de esa ciudad hay un sector dedicado a la exhibición de sus cosas.
Soy un hombre de palabra, dije que tenía una sorpresa y aquí va. Tiene que ver con esta tablilla “Plimpton 322” adquirida en USD10 en 1922. Esta tablilla datada aproximadamente entre 1822 y 1762 a.C. descubierta en la ciudad de Larsa (hoy sur de Iraq) contiene las ternas pitagóricas con una exactitud envidiable y unos 1.000 años antes que Don Pitágoras naciera. Increíble.
Sigamos porque acá no terminan las sorpresas.
La matemática en aquella época se hacía en base 60 (Sistema Sexagesimal), por lo tanto, las cifras son más exactas. Por ejemplo, una hora podemos dividirla en 3 y el resultado es exactamente 20, o podemos dividirlo por 2 y el resultado sería 30, en cambio, un peso (en base 10), al dividirlo en 3 nos da 33 centavos (3 veces) y nos sobra 1.
El sistema sexagesimal es más sencillo y exacto para usar al menos para medir ángulos y tiempo y lo usó la primera civilización conocida.
Así, nuestro “Indy” de la vida real vivió como un héroe de películas y nos mostró uno de los tantos secretos que el pueblo Sumerio tiene aún guardados para irnos revelando en diferentes números de este desordenado Boletín.
Ignacio Bucsinszky
-Este artículo esta publicado en el boletín digital, número 27, que corresponde al mes de Febrero de 2022.
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Ignacio Bucsinszky
-Este artículo esta publicado en el boletín digital, número 27, que corresponde al mes de Febrero de 2022.