Queridos lectores, una vez más juntos en ésta, vuestra editorial, con un agregado especial en estas vísperas del año 2020. ¡Vaya año!… luego nos ocuparemos de eso. Terminamos el año de manera especial, un poco a los saltos, otro poco a los tumbos, con muchos proyectos para trabajar, con muchos cambios. Lo más importante de todo es que siempre los cambios traen aparejados desplazamientos que terminan siendo positivos, como en el universo, todo está en constante movimiento, nada es estático, y como no puede ser de otra manera ANUNCIAR Contenidos Latinoamérica no es la excepción.
¿Lo notaron?…. Exactamente, éste es uno de los grandes cambios de nuestra productora, nuestro Director Alfredo Musante, en vista de la falta de oportunidades, de la flaca visión de la Iglesia en Argentina para con los comunicadores católicos que se esfuerzan -al punto de utilizar sus propios recursos económicos- para llevar el mensaje, como así también la ceguera de la patria frente a los profesionales que HACEN (o al menos intentan), contenidos con contenido, valga la redundancia, contenidos “no huecos” contrariamente a lo que nos tienen acostumbrados los grandes medios de comunicación incluidas las redes sociales llenándonos (o vaciándonos) la cabeza con propaganda política, con adoctrinamiento, con contenidos que atentan contra la inteligencia humana y nos van llevando cada vez más a un estado de zombificación y de obediencia (en el peor sentido de la palabra).
En fin, a no tener pensamiento propio. ¡Qué dolor! Éstas son las razones por las cuales nuestro querido Director de nuestra productora en Argentina decidió establecerse en tierras Asturianas, en el viejo (nuevo) mundo. En una búsqueda de reivindicación, en un grito por poder continuar con lo que ama y hace, de manera excelsa por cierto, encontrando en esas tierras la respuesta, interés y acogida concreta desde el otro lado del océano. Gracias España por reconocernos, devolveremos con creces esta oportunidad generando el mejor contenido. ¡Sabemos cómo hacerlo!
Esta es la razón, luego de tamaña explicación, quiero contarles el por qué del atraso, o mejor dicho, de la modificación en la entrega de este número del Boletín. Por otra parte me gustaría cerrar junto a ustedes este año bisiesto lleno de altibajos, algo así como una montaña rusa de emociones para todos. En este periodo muchos hemos sacado los sentimientos más profundos, esos que socialmente escondemos muchas veces para encajar, para tener este comportamiento aceptado por todos aunque no sea así por nosotros mismos, con perdón de la palabra que voy a utilizar, tan fea y dura, como una traición a nosotros mismos.
Haciendo uso de la enorme libertad de expresión que se me da en ANUNCIAR Informa, quiero contarles que con respecto a el famoso bichito 19 descreo categóricamente de todo este circo, que ha generado en algunas personas, me incluyo, tener una visión más en perspectiva sobre la vida en general. Me refiero a qué, gracias a esta desgracia que nos tocó vivir en el 2020, (y pienso que va para largo), he podido conocer mejor a las personas, desde las más allegadas hasta los conocidos más distantes, he visto quién es quién frente a situaciones adversas, cómo funcionan, cómo se traicionan o no sus ideas, sus lazos familiares, sus vínculos.
También he visto, con mucha tristeza y miedo, como la grandísima mayoría se mueve como ovejitas obedeciendo sin cuestionarse nada. Este tema ya lo he tocado en estas desprolijas editoriales y veo la necesidad de abordarlo una vez más. Hay que cuestionarse queridos lectores, hay que investigar, preguntar, escudriñar, no quedarse con los que ya sabemos o con lo que los medios mentirosos y amarillistas nos dicen. No voy a entrar en plan de colocar números y estadísticas aquí, pero si logran acercarse a la verdad un poco más les aseguro que se van a sorprender y mucho. La verdad está al alcance de quién la busque. Se encuentra sin mayores esfuerzos, sólo hay que querer buscarla y abrazarla.
No permitan que se sigan rompiendo lazos, vínculos por algo que ni siquiera es así como lo cuentan. Las vidas que se pierden (y no precisamente por el bicho), las relaciones que ya no son, el tiempo que perdemos asustandonos y escondiéndose detrás de ese bozal, llámese tapabocas, barbijo o mascarilla, que nos obligan a usar no vuelve más. El tiempo, el bien más preciado, es lo único que no se recupera, que no vuelve, que no podemos pedirle una segunda oportunidad.
Sean rebeldes como cada uno que dejó su huella en la historia. Revolucionen su vida.
¡El que tenga oídos, que oiga! (Mateo 13-9)
Es una obligación y un deber para el ser humano ser feliz, realizarse me refiero a física y espiritualmente.
“…la verdad los hará libres” (Juan 8-31)
Ignacio Bucsinszky