Una de las historias más curiosas que rodean la vida de Cristóbal Colón es la que se conoce como «EL HUEVO DE COLÓN». Según la crónica del humanista Benzoni, parece ser que Colón, tras regresar de su primer viaje, en cierta ocasión compartió almuerzo con nobles en la ciudad de Sevilla, cuando varios de ellos le quitaron mérito a su gesta alegando que si él no lo hubiera hecho, seguramente otros lo habrían conseguido también, dando a entender que su aventura al fin y al cabo no era para tanto.
Ante semejante afirmación, Colón, hombre pragmático donde los haya, quiso demostrar con un ejemplo que aquellos estaban equivocados. Pidió al tabernero que les atendía que le trajese un huevo y retó a sus contertulios a ver si eran capaces de colocarlo en posición vertical sin que se cayese. Obviamente ellos tuvieron que desistir de su empeño pues el huevo se caía una y otra vez. Fue así cuando le llegó el turno a Colón, que golpeó sutilmente uno de los extremos del huevo y, al «achatarlo», logró mantenerlo de pie ante el asombro de todos.
La moraleja que extraemos de esta anécdota nos enseña que, a veces, “una cosa que aparenta tener mucha dificultad resulta ser fácil al conocer su artificio”, o como otro autor afirmó “es intentando lo imposible cuando se consigue lo posible”. Con esto decimos que estamos sosteniendo formatos comunicacionales que son caducos, son como estos nobles que nos cuenta la historia, le quitan merito a todo lo que sea diferente o distinto y que rompa con los paradigmas de la comunicación. Hay personas que al igual que el Almirante tienen una mirada avanzada en esa área, sobre todo en lo que concierne al contenido religioso, saben cómo adaptar el mismo al idioma o formatos que nos exige el siglo 21 y a esta nueva década que comenzó, además tienen una visión avanzada y diferente al de otros comunicadores y productores de su misma línea de pensamiento y creencia.
Tienen la fuerza y la valentía de “echarse mar adentro” animándose a romper con estereotipos de formatos, donde el nuevo rumbo que lleva diariamente la sociedad actual influenciada por las redes sociales, donde observamos que cualquier persona publica un contenido simple y sencillo y de pronto se encuentra con cuatro mil suscriptores o si recuerdan la icónica foto de un “huevo” en Instagram, con más likes en la historia de esta red social, divulgada el pasado 13 de enero de 2019. La imagen fue publicada el día 4 por una cuenta anónima llamada WORLD RECORD EGG (Huevo Record Mundial) y, en menos de dos semanas, superó los 24,5 millones de me gusta.
La síntesis de todo este comentario es, si un simple huevo tuvo la atención de 24,5 millones de personas, nos debe hacer pensar que estamos comunicando y mal el mensaje de la Buena Nueva del Evangelio, ya que un huevo fue la atención de millones de personas. Tendremos que hacer como Colón, si queremos “parar” el huevo de nuestras producciones, debemos romper las bases de nuestros “huevos” de indiferencia, ignorancia, obsecuencia, intolerancia, miedo, envidia, hipocresía y celos para empezar a llegar a las personas con un contenido distinto… y por favor que no nos saque otro like un simple huevo.
Alfredo Musante.